Tengo una pequeña terraza, me gustaba tener y todavía me quedan macetas con flores. Aunque desde que decidí cultivar un microhuerto urbano me siento muy satisfecha. Comerme las lechugas que yo misma he cultivado aumenta mi energía personal. Una porque son ecológicas, otra porque están cultivadas con tanto cariño que tienen incluso el gusto mucho más dulce y otra porque con mi granito de arena contribuyo al desarrollo del respeto a medio ambiente, al consumo de productos en canales...tan cortos que están en mi propia terraza.
Tengo una lechuga ancha y oronda
de color verde,
y se me antoja
que enamorada de un tomate
anda perdiendo hojas.
También tengo un pepino
alto y espigo
que quiere agarrarse
a la hoja del espino.
Risa y risas dan gusto a la ensalada que cocino.
6 comentarios:
jajaja está bien eso, huerto urbano jajaja no es mala idea :)
Bely, me recuerdas con tus versos entrañables, las poesías dirigidas de forma especial a los niños (aunque también son para adultos con alma de niños, pero de ésos no hay muchos).
Y la iniciativa del huerto me parece genial.
Toda una filosofía tu forma de ver las cosas.
Un abrazo.
Amiga Karen, los cuentos no son para dormir a los niños sino para despertar a los adultos. Los mismo mis palabras unidas y sentidas son para soñar, reir o despertar...que más da.
Alfonso, eso es bueno, reir, reir...que aumente nuestra felicidad y afecto aunque sólo sea por un momento.
¡Aquí hay tomate! Y esto va a terminar en bodorrio, bueno mejor en ensalada, invitados los señores aceite y vinagre, con la señora sal.
Que aproveche
Tu eres testigo de excepción Miner.
Bienvenido.
felicidades.....se como te sientes,anímate a cultivar tomatitos cherrys,saben genial
Publicar un comentario