martes, 27 de julio de 2010

PUEBLO ABANDONADO


Ruesta, pueblo expropiado en la época franquista para hacer el pantano de Yesa es ahora una "ecoaldea" de la CGT. En este pueblo se han reconstruido algunos edificios, una para casa de cultura, otros dos para albergues. Éstos forman parte del camino de Santiago (¿paradojas económicas?). Cada año la CGT organiza un encuentro llamado Tinto de Verano, como su nombre indica algo refrescante y lleno de colorido.

Para mi ha sido refrescante, porque participar sin lujos y de forma frugal con personas que deseamos una vida con "otra calidad" es siempre alentador.
Allí hemos bailado, hemos pintado, nos hemos reido y algo importante hemos reflexionado sobre los movimientos sociales ??¿??¡ , sobre la salud, las carceles, y la RENTA BÁSICA DE LOS IGUALES?¿?¿?

En realidad yo he visto "UN PUEBLO ABANDONADO". Necesitamos recuperar nuevos sueños, nuevas utopías, nuevos movimientos si no queremos seguir siendo un "pueblo abandonado" a los deslis del capitalismo que acaba con nuestra humanidad, con la personal y colectiva.

Este encuentro me ha llenado de energías (no contaminantes pero si humanizantes). Recuperar la dimensión comunitaria es lo mejor que puede pasarme, pasarnos. Nuestra sociedad demasiado desintegradora puede y quiere recuperar la INTEGRIDAD.

RECUPERÉMOSLA.

8 comentarios:

MAMÉ VALDÉS dijo...

He dormido en RUESTA en 2005 cuando hice el Camino de Santiago y me viene a la memoria el pueblo y el pantano de Yesa solo había una pareja viviendo allí que llevaba el alberge de pregrinos hicimos un montón de fotos, de noche era misterioso por no decir tétrico, pero cuando nos reunimos en el Chusco los que fuimos es un tema de conversación, ya que aquella noche nos llevamos varias horas hablando de como sería aquel sitio antes del abandono "Por cojones" el cura, el maestro, los niños, el alcalde... era una historia muy triste, de repente aquellos habitantes se quedaron sin pasado y sin recuerdos.... un saludo.

CaRo dijo...

Eres muy maja, Beli!
Besets de Tomás y Mili

ARO dijo...

Bonita experiencia. Me encanta ese tipo de convivencias.

Antonio dijo...

Durante cuatro días La Sierra de Leyre al norte y la Peña Musera al Sur, arroparon un enclave rocoso sobre el que está Ruesta, la última trinchera en combate contra un capitalismo que ha vencido hasta devorarse a sí mismo.

El vuelo del águila y el gorjear de los petirrojos nos dieron la bienvenida al encuentro: ¡Amanecía!.

Por el camino las sonrisas te hablaban, el olor de los arces, las encinas, la carrasca y el quejico te acompañaban mientras las piernas se dirigían hacia el lugar de acampada; unas pequeñas criaturas se balanceaban en los columpios y se escuchaban sus gritos en juegos de gran alborozo.

Un sueño lleno de vida comenzaba; el desorden se enredaba en el campamento, las actividades eran continuas, los encuentros entre personas se fundían en una algarabía de lenguas que se fundían en el diálogo y la reflexión. El sabor de los alimentos hechos con un corazón tan grande como el universo, el sosiego de las conversaciones y el movimiento de las hojas por el viento nutrían nuestro espíritu. Las incertidumbres de los primeros momentos ya habían desaparecido.

Atardecía, y ya se empezaba a notar una vibración al ritmo de la luna. El sonido del río Aragón bajo el puente nos subía hacia el pueblo abandonado; Un pueblo desnudo que nos ofrece su encanto escondido tras las piedras.

El fuego del día va desapareciendo tras las montañas, y necesitamos estar más cerca unas de otras para darnos calor, compartimos las dichas y las penas, pero sobretodo las alegrías, nos cuidamos, se abren nuevos espacios para compartir bajo la luz de las estrellas. La sabiduría se va adueñando de la noche, gozamos, nos queremos, nos abrazamos, nos besamos; la capacidad para comprender y ser sensible a las demás hace presa en nosotras.

Noche de fiesta que brinda con una guitarra y un cante por aprender, juntas la paz y el amor reinaron en la cantina sin luz. Una explosión de placer llenó los ojos de lágrimas.

¿Problemas?. Por supuesto que hubo problemas, pero fueron resueltos desde el diálogo, la comprensión, la tolerancia y la humildad.

Me despierto con el frío, hay que regresar al progreso, emprendo con tristeza la marcha, allí quedan juntos el recuerdo y la esperanza. Ya se escucha al petirrojo.

¡Amanece!

Antonio García dijo...

Durante cuatro días La Sierra de Leyre al norte y la Peña Musera al Sur, arroparon un enclave rocoso sobre el que está Ruesta, la última trinchera en combate contra un capitalismo que ha vencido hasta devorarse a sí mismo.

El vuelo del águila y el gorjear de los petirrojos nos dieron la bienvenida al encuentro: ¡Amanecía!.

Por el camino las sonrisas te hablaban, el olor de los arces, las encinas, la carrasca y el quejico te acompañaban mientras las piernas se dirigían hacia el lugar de acampada; unas pequeñas criaturas se balanceaban en los columpios y se escuchaban sus gritos en juegos de gran alborozo.

Un sueño lleno de vida comenzaba; el desorden se enredaba en el campamento, las actividades eran continuas, los encuentros entre personas se fundían en una algarabía de lenguas que se fundían en el diálogo y la reflexión. El sabor de los alimentos hechos con un corazón tan grande como el universo, el sosiego de las conversaciones y el movimiento de las hojas por el viento nutrían nuestro espíritu. Las incertidumbres de los primeros momentos ya habían desaparecido.

Atardecía, y ya se empezaba a notar una vibración al ritmo de la luna. El sonido del río Aragón bajo el puente nos subía hacia el pueblo abandonado; Un pueblo desnudo que nos ofrece su encanto escondido tras las piedras.

El fuego del día va desapareciendo tras las montañas, y necesitamos estar más cerca unas de otras para darnos calor, compartimos las dichas y las penas, pero sobretodo las alegrías, nos cuidamos, se abren nuevos espacios para compartir bajo la luz de las estrellas. La sabiduría se va adueñando de la noche, gozamos, nos queremos, nos abrazamos, nos besamos; la capacidad para comprender y ser sensible a las demás hace presa en nosotras.

Noche de fiesta que brinda con una guitarra y un cante por aprender, juntas la paz y el amor reinaron en la cantina sin luz. Una explosión de placer llenó los ojos de lágrimas.

¿Problemas?. Por supuesto que hubo problemas, pero fueron resueltos desde el diálogo, la comprensión, la tolerancia y la humildad.

Me despierto con el frío, hay que regresar al progreso, emprendo con tristeza la marcha, allí quedan juntos el recuerdo y la esperanza. Ya se escucha al petirrojo.

¡Amanece!

emejota dijo...

Me ha gustado mucho leer tu entusiasta entrada, estas compartiendo lo mejor del género humano. Un abrazo.

Toni dijo...

Hola Beli, bonito blog. Comparto tu entusiasmo desde Tarragona y Ruesta es un buen sitio para coger energias. El dia que nos sepamos organizar va a ser la leche, mientras tanto seguiremos aprendiendo. Una abrazo desde Catalunya para los Jereles. Toni, de Tarragona.

belijerez dijo...

Gracias por vuestras visitas.
Mamé, no podemos ser romanticos necesitamos soñar y hacer un mundo mejor.
Mili tu amor es desbordante.
Arobos vamanos el próximo año, vale?
Antonio; me ha dejado anonadada.
Emejota lo mejor es no dejarnos la dignidad en el camino.
Toni, el joven permanente, besotes.
Salud para todos y besos.